Sunday, March 04, 2007

La revolución es música

En la antigua Grecia, el culto del dios Apolo celebraba la razón. Lo apolíneo es forma, belleza, ritmo, lógica. Los misterios de Dionisio celebraban la pasión. Lo dionisíaco es emoción, vino, baile, placer. Los misterios de Orfeo fusionaban la pasión y la razón. Lo órfico es música, poesía, teoría que ilumina nuestros pasos. La razón y la pasión nos mueven. La condición humana ideal es órfica. Como pueblo, intuímos esta proposición. Esto es evidente en nuestra música.

En 1980 once miembros del grupo Madera se ahogaron en un accidente en el río Orinoco. Alí Primera compuso para ellos Tin Marín. Estas son las tres primeras estrofas:

Sólo se mojaron
y en la orilla están
secándose al sol
pronto sonarán.
Siento un gran dolor
en el costillar
se afloja el tambor
y es por la humedad.

Fuego con llanto es vapor
vapor con viento no es na'a, se va,
como lluvia volverá
para comenzar la siembra

Muchacho pásame los fósforos
que esa madera va a arder,
muchacho pásame los fósforos
que esa candela va a arder,
ese fuego alumbrará el camino
pa' donde habrá que coger.

El lector que ha oído esta canción conoce su poder de convicción. La emoción que Alí le imprimía a su canto, el componente dionisíaco, es transparente. Lo que quizás no es tan obvio es que la fuerza de esta canción sale también de una inteligente estructura retórica, que lo apolíneo también está presente.

La primera estrofa es un lamento que establece la contradicción central: Madera no ha muerto, pero duele su muerte. La letra está organizada en pares de líneas sobre las que se alternan dos melodías que se repiten, con una variación, a lo largo de la estrofa. En la música hay una tercera dimensión, no visible en el texto. A cada línea le responde el coro: 'umjú'. El efecto evoca el ritmo complejo de los tambores. La estructura binaria refleja la tensión dialéctica. En la segunda estrofa, reflexiva, la razón busca resolver la contradicción en la dinámica de la vida. El ciclo del agua simboliza el eterno retorno. La melodía de cada línea es simple y asertiva. El dolor se hace sagrado. En la tercera estrofa lo sagrado lleva a la acción. Las lineas se alargan y el ritmo se acelera. La música nos saca del dolor a la efervescencia de la lucha. Alí combina elementos sencillos de manera casi matemática y teje una forma rica, argumentativa y dinámica.

¿Cómo concibió Alí esta canción? No lo sabemos. Pero como todo artista competente sus métodos lo llevaron a estructurar su pasión dentro de una forma muy racional. ¿Es música nuestra revolución? Sí, en la medida en que es órfica. Ahora bien, el que la revolución sea música no la hace inerme.

Nosotros también tenemos nuestra mente de combate:

Zumba que zumba que en Caracas estaba yo
zumba que zumba cuando reventó el cañón
zumba que zumba que palo que no florea
zumba que zumba no lo pica cigarrón
¡que palo que no florea no lo pica cigarrón!

1 comment:

Michel En La Red said...

Solo copia esta url en la barra de tu navegador;

http://www.youtube.com/p/99FB7D636DB36425

Saludos desde www.lanuevavenezuela.blogspot.com