Sunday, February 22, 2009

¿Son importantes las clases sociales?





El cuadro de arriba, tomado del artículo Los Tres Millones del No, muestra algunas cifras del reciente referendum, cuyo resultado permitirá una cuarta postulación del Presidente Hugo Chávez como candidato a la Presidencia de la República.

Estos resultados reflejan lo obvio: que el apoyo al gobierno del presidente Chávez proviene fundamentalmente de los sectores oprimidos de la sociedad venezolana.

Apuntan también a otra realidad, ya no tan obvia: que la oposición posee una muy respetable base de soporte entre los sectores oprimidos. ¿A qué se debe esto? A la ineficacia administrativa, a la corrupción, al poder de los medios, son respuestas que han aparecido en el debate.

Proponemos otro mecanismo, basado en la teoría de escogencia racional, según la cual cada quien vota por la opción que considera más cercana a sus intereses. De acuerdo a esta hipótesis un 35% de la gente en los sectores populares no ve en el Presidente la opción que mejor atiende sus intereses. No ve en la política asistencialista del gobierno un camino viable para alcanzar sus aspiraciones. Un ejemplo muy claro de una política asistencialista fallida lo constituye el acceso de las clases oprimidas a las instituciones de Educación Superior.

En este momento existen en Venezuela dos sistemas universitarios. El tradicional, consolidado y probado por décadas de experiencia, está reservado en los hechos a los estratos más pudientes de la población. A los estratos que apoyan al Presidente Chávez les corresponden la Misión Sucre y la Universidad Bolivariana, loables esfuerzos que en este momento transitan sus primeros pasos.

La Universidad tradicional se lleva la mejor tajada del presupuesto. Para marzo del 2008 el presupuesto de la Universidad Bolivariana y la Misión Sucre se estimaba en 745 millones de bolívares fuertes. El dinero asignado a las Universidades tradicionales rondaba los 6000 millones de bolívares fuertes. La relación es de 8 a 1.

Es muy difícil que una persona alerta y de buena fe no perciba en esta situación una crasa injusticia. Una injusticia que representa una obscena deslealtad hacia los sectores populares que todavía depositan su esperanza en el presidente Chávez.