Monday, August 08, 2011

¿Hay Gobierno en El Hatillo?

La precaria gestión pública de El Hatillo




Las imágenes de arriba muestran la deforestación de uno de los pocos bosques tropicales que quedan en el municipio El Hatillo, estado Miranda.

La excavadora en la segunda foto altera la topografía de la escabrosa ladera que asciende desde la quebrada Machado hacia el sector de El Manguito de la carretera a La Unión. En el lugar se construye un presunto desarrollo habitacional.

A pesar de la magnitud de la construcción –y a pesar de que la misma se encuentra a escasos 1200 metros de la alacaldía del municipio– no es aparente en el sitio supervisión alguna del gobierno municipal.

No se observa la valla pública que debería identificar el uso de la obra, el nombre de la empresa constructora y los nombres y números de CIV de los profesionales responsables.

No es visible en un lugar público el cartón que debería exhibir la aprobación de las variables urbanas definitivas, la constancia de capacidad vial, la constancia de Hidrocapital de capacidad de servicios de agua y la autorización del Ministerio del Ambiente para realizar la deforestación.

Pero no sólo no se muestra al público la información que requiere la norma: la obra misma está oculta detrás de una cerca cubierta por un plástico negro.

¿Qué razones tienen los constructores para ocultar tanto los trabajos como la información pública requerida por la norma? No lo sabemos.

Lo cierto es que los ciudadanos que hacemos vida en el municipio El Hatillo tenemos razones de sobra para preocuparnos. Son muchos y muy graves los daños que ya nos ha causado el caos urbanístico. La lista que sigue es una muestra.

  • Las carreteras, además de estar llenas de huecos, son demasiado angostas para el tráfico que ya existe.

  • El transporte público es inadecuado e impide trasladarse con facilidad sin automóvil propio.

  • El servicio de electricidad es errático.

  • El agua nos llega por tuberías que revientan a cada rato por el exceso de presión que conlleva una demanda muy superior a la planificada. El servicio es tan precario que hay gente, edificios enteros, que tienen que comprar el agua en camiones.

  • La destrucción ambiental es casi total: algunas edificaciones descargan sus aguas residuales en las carreteras, las quebradas se han convertido en cloacas abiertas, la flora y la fauna han sido diezmadas, la basura se acumula en las calles.

El Hatillo Hoy


Una obra de la dimensión de la que se realiza en El Manguito podría agravar el deterioro de nuestra calidad de vida.

La carretera de El Hatillo a La Unión es una vía muy estrecha, ¿por dónde pasarán los habitantes del presunto desarrollo? ¿Descargarán las aguas residuales en la quebrada Machado? ¿Causará un daño ambiental irreversible la masiva deforestación? ¿Soportarán las tuberías de aguas blancas la carga adicional? ¿Empeorará aún más nuestro precario servicio de energía eléctrica? ¿Cómo se recogerá la basura? Estas son todas preguntas relevantes, que pudieran ser respondidas en parte sobre la base de la información que en este momento está oculta.

¿Por qué la Alcaldía de El Hatillo consiente este ocultamiento?

Debería estar en la esencia de la alcaldía del municipio, como parte del Estado que es, defender los intereses de los ciudadanos. Defender estos intereses pasa por garantizar el acceso a la información que requiere la norma. Que la Alcaldía de El Hatillo incumpla este deber es un hecho grave, que pone en entredicho la vigencia del Estado en el municipio.

Y que pone también en tela de juicio la vigencia del Estado en la Nación: no olvidemos que del desarrollo urbano son corresponsables el Ministerio del Ambiente, Hidrocapital y Corpoelec. Si hemos llegado a la anomia actual es porque los ciudadanos de El Hatillo no hemos sido amparados por estos entes del Estado, encargados de la protección del ambiente y la distribución racional del agua y la energía eléctrica.

El incumplimiento abierto de las normas de urbanismo perjudica a los habitantes de el municipio El Hatillo. Y peor aún, evidencia que en Venezuela el Estado ronda la condición de Estado fallido.

Y la condición de Estado fallido es muy peligrosa en las circunstancias geopolíticas del momento.

2 comments:

Dario said...

Hola Gustavo. Es muy interesante y, a la vez, alarmante el planteamiento que haces sobre el desconocimiento y/o irrespeto a lo que deben ser las normas de urbanismo. Es un mal común, no solamente en El Hatillo, sino en la gran mayoría de las ciudades de Venezuela, comenzando por Caracas. Tu artículo me trae a la memoria una entrevista que escuché, hace unos 40 años atrás, en la que el entrevistado (no recuerdo quien era) planteaba, como una situación verdaderamente preocupante para la época, que 1 de cada 3 personas en Caracas vivía en un rancho. Me temo que los sucesivos gobiernos no establecieron los correctivos necesarios, y la situación actual debe ser mucho peor con la rancherización evidente de nuestra ciudad capital: ¿tal vez 2 de cada 3 caraqueños viven en ranchos? Le corresponderá al ciudadano común hacer las denuncias respectivas, como tú lo estás haciendo, porque las autoridades a quienes compete darle solución a esa gravísima situación se hacen la vista gorda o, sencillamente, no tienen idea de la magnitud del problema.

Gustavo J. Mata said...

Tienes razón, Darío. El deterioro de Caracas comenzó en los años 60. A mediados la 70 conversé con un profesor de Berkeley que había visitado Caracas 2 veces: a finales de los 50 y a finales de los 60. Me dijo: "¿qué pasó con Caracas Gustavo? La primera vez que fui era la ciudad más bella del mundo. La segunda vez la encontré muy deteriorada."

Si este profesor nos visitara hoy lloraría, con toda seguridad.

No estoy seguro de cuantos caraqueños viven en ranchos. De lo que si estoy seguro es que toda Caracas se ha vuelto un chiquero.