Thursday, December 13, 2018

Litiasis Biliar

Sanación
La vesícula biliar
de la tía Elisa
de noche en los sesenta en la Cruz Roja
rondaba las palabras –
     también rondaba la muerte.

     Vesícula biliar –
     latín vesicŭla
     minima vesīcae
     vejiga de bilis –
          y de furia.

La vesícula biliar
de la tía Elisa en litiasis
había enfurecido sus entrañas.
Extirpada, extraída
     había cesado su furia.

Sin vesícula biliar
sin furia en el alma la tía Elisa
en su cama adolorida
sonrió, encendió de blanco el hospital
     la noche de alegría.


Este diciembre en este mi invierno
la vesícula biliar enfurece mis entrañas.
La sonrisa de Elisa
siembra de primavera sana mi dolor
     desvanece la furia.

Friday, October 12, 2018

Un Sueño de Miedo y Azul

Fragmentos
Recuerdo el miedo, recuerdo
un tren azul ascendiendo
a lo inexpresable, en una ciudad
indefinida del Norte.

En un kiosco de revistas
los colores reventaban
y en las calles sucias, grises
el dolor y la vergüenza.

Recuerdo el miedo y nostalgias
secas, enjutas, marchitas
de irreversibles, de muerte
de trapos en naftalina.

Recuerdo que no recuerdo
llamaradas descarriadas
danzando entre las neuronas
buscando, fútilmente, ser.

Monday, October 08, 2018

La Kakistocracia y el Gas Comunal

El absurdo como sistema
En 1979, hace cuatro décadas, comprar gas en El Hatillo era cosa fácil. Bastaba con llamar a uno de tres distribuidores, Di Gas, Palma Gas o Tauro Gas, para que al día siguiente una bombona fuese despachada a la casa —dentro de un término razonable de la hora para la cual había sido prometida—. Comprar gas no era un trauma. Como tampoco lo eran comprar comida o medicinas, comer en un restaurante, usar el transporte público o manejar de noche por una carretera. Comprar gas, sin retrasos ni contratiempos, siguió siendo parte de lo cotidiano durante las subsiguientes tres décadas.

Hoy, cuando ha transcurrido una década más, las cosas son muy distintas. En toda Venezuela comprar gas se ha vuelto una penuria —penuria que es síntoma entre muchos de la degradación de la calidad de vida que nos ha traído el gobierno de los peores, la kakistocracia—.

¿Cómo fue desmantelado el servicio de distribución de gas?

El 3 de septiembre de 2007 Rafael Ramírez y Hugo Chávez Frías, “para acabar con el ‘oligopolio’ que imperaba entre los industriales del gas en bombonas”, crearon PDVSA Gas Comunal, cuyo objetivo sería “garantizar el suministro de GLP y Gas Metano en forma oportuna, confiable y segura a las comunidades”. La grandilocuencia de Chávez como muchas otras veces se estrelló con la realidad: el oligopolio se convirtió en monopolio –y a la vuelta de pocos años el servicio se vino al suelo–.

El desastre de PDVSA Gas Comunal no es un ejemplo aislado.

PDVSA Gas Comunal es, de hecho, paradigma representativo de como desgobierna la kakistocracia, que parece estar maldita por un toque de Midas al revés, que convierte en basura todo lo que toca.

La gerencia de PDVSA Gas Comunal, si es que se puede llamar gerencia a un desorden, es la típica gerencia de la kakistocracia. Los siguientes son ejemplos del desbarajuste:

– Ya no podemos pedir gas por teléfono. Ninguno de los números de nuestro distribuidor, Cacique Baruta, contesta. Que esto es verdad puede ser verificado por el lector: los números son 0212 9451131, 0212 9452572, 0212 9454308 y 0212 9452913. (Tampoco contesta el número de acceso nacional 0800 BOMBONA. Y los mensajes a la cuenta de Twitter @0800Bombona no son respondidos).

– Hace muchos años que Cacique Baruta no nos entrega factura.

– Los camiones de Cacique Baruta no despachan gas a nuestra vivienda, pero ocasionalmente nos topamos con ellos en la calle. Evidentemente los choferes están vendiendo gas a quienes a ellos les da la gana, cuando les da la gana.

La propaganda de PDVSA Gas Comunal, como toda la propaganda de la kakistocracia, es bombástica y basada en la mentira descarada. Mientras la gente no tiene gas la gerencia de PDVSA Gas Comunal se jacta de tener oficinas en todo el país “para dar el mejor servicio”, de ser una “suma de talento humano, tecnología, inversión y una gran infraestructura industrial”, y de expresar “la sabiduría, conciencia y productividad del pueblo”.

Por último PDVSA Gas Comunal, al igual que los demás entes de la kakistocracia, es intrínsecamente incapaz de corregir sus graves defectos. Sus funcionarios son sordos a la crítica y no responden a las denuncias, por bien sustentadas que estén.

La gerencia de Gas Comunal, kakistocracia al fin, se declara infalible, perfecta, paradigma resplandesciente para todos los pueblos del planeta.

Friday, June 29, 2018

Regresaste a Todo

Revelación
Aquella noche de invierno
ácido y rojo metal
en el Centro de la Música
lo sentí
sentí a Dios

la certeza de ser parte
residuo indisoluble
de todo. Y te lo dije.
Pero vi
el terror

de no ser, y negué a Dios.
–Acéptalo –me dijiste.
No pude y fluyó la vida
fuera de mí
dentro de mí.

Llamas rojas reventaron
en la grama que ondulaba
debajo de escarcha azul.
Helados
los dedos

del viento entonces rasgaron
la piel de nuestros semblantes.
Se burlaron de nosotros
los árboles
desnudados.

Caminamos hacia luces
amarillas en los dorms
enmarañando en historias
y sueños
la vida.

Ya viejos en una tarde
recordaste aquella noche,
hilo de acero y titanio
hilvanando
nuestras vidas.

Ya no estás aquí
regresaste a todo.

Wednesday, June 06, 2018

A Nadie le Importa

Apatheia
A las serpientes que reptan
las humedades virtuosas
en el Waraira Repano
no les importa.

A las tortugas naciendo
enterradas en la arena
en una playa caliente
no les importa.

A las moscas, los gusanos
y los perros que devoran
los cuerpos asesinados
no les importa.

A raudos muones volando
en tiempos relativistas
sobre el azul del Caribe
no les importa.

Wednesday, April 11, 2018

Más Allá, lo Real

Desde la nada oscura
Bajamos la avenida que del cerro baja
a la soledad del centro
dentro de sueños violeta.

Si bajamos somos. Somos
de un sujeto suspendido su suspenso.

Podríamos ser quien habla,
quien escucha.
O ser los dos,
quien habla, y quien escucha.

En esta perplejidad nos acecha un anhelo:
un dolor ondulante
reptando indiferente
sobre la piel distante de un recuerdo de hielo.

Un destello estalla
en la esquina que duerme y se va. Más allá
despierta una amenaza que nunca durmió.
De fruta podrida

un olor y un frío de madrugada
silban en la oscuridad. Sisea
un farol de gasolina que clarea
un puesto de batatas y cebolla.

He aquí el mercado.