Thursday, February 02, 2006

Aglio e olio

Dos mil años antes de la era cristiana ya el ajo había encontrado su lugar entre los seres humanos. En su larga historia nos ha servido como medicina, como talismán contra influencias malignas y, por supuesto, como alimento.

Homero llamó “oro líquido” al aceite de oliva. Imbuído también de propiedades medicinales y mágicas, el aceite de oliva ha sido símbolo de prosperidad y poder.

La simplicidad de aglio e olio, como se les llama en italiano, no contradice su distinguida historia. Por el contrario, nos recuerda que la virtud más elevada siempre está cerca de la tranquilidad de lo simple.

Si usted quiere participar de la prodigiosa simplicidad de aglio e olio, disponga a mano los siguientes ingredientes:

  • 400 gramos de spaghetti
  • 2 dientes de ajo grandes (o 4 pequeños)
  • 8 cucharadas grandes de aceite de oliva italiano

Ponga a cocinar los spaghettis. Con la parte plana de la hoja de un cuchillo aplaste suavemente los dientes de ajo. Suavemente, la idea no es triturarlos, sino hacer que la piel se separe del interior para poder quitarla con facilidad. Una vez que ya haya quitado la piel de los ajos, rebánelos a lo largo, como quien corta las tajadas de un plátano. Rebánelos lo mas delgado que pueda. Coloque las rebanadas de ajo y el aceite de oliva en una sartén y caliente a temperatura moderada. No les quite los ojos de encima. Cuando los ajos apenas comiencen a ponerse amarillos, retire la sartén del fuego. Tome en cuenta que el proceso de cocción continuará todavía por un rato.

Cuando los spaghettis estén al dente, mézclelos con el aglio e olio y sírvalos inmediatamente.

Las cantidades anteriores sirven para cuatro personas.

1 comment:

Gustavo J. Mata said...

William,

Gracias por la acotación. Una señora napolitana me habló de otra variante: agregar anchoas; italianas, por supuesto.