Saturday, October 28, 2006

La empanada también es cultura

En una tarde de San Felipe, Cuchi Morales recibe en Salsipuedes a un grupo de expertos cocineros de Perú, México, Bolivia, Venezuela y Colombia. Sede del Centro de Investigaciones Gastronómicas de la Universidad Experimental de Yaracuy, la quinta Salsipuedes está en la parte alta de la ciudad, donde el calor verde y húmedo de la zona es más tolerable. La ocasión es un taller de gastronomía latinoamericana, organizado como parte del VII Encuentro para la Promoción y Difusión del Patrimonio Inmaterial de Países Iberoamericanos.

En esta, la primera clase del taller, Doña Rosa Bosch nos inicia a la cocina de Guiria. Aprendemos que a finales del siglo dieciocho llegaron a su pueblo inmigrantes de las Antillas francesas, refugiados de las primeras escaramuzas de la guerra por la independencia de América.

De la tradición culinaria que trajeron con ellos, dan fe las catorce panaderías de Guiria; y el Corbullón de camarones, uno de los platos centrales que aprendemos a preparar. El nombre del plato y las técnicas son francesas. Pero el culantro, el ocumo y los camarones son venezolanos. Doña María Natividad López, o Chichí, como la llama Doña Rosa, es la asistente principal de cocina. Es la misma Doña Rosa quien nos confiesa que fue Chichí quien la enseñó a cocinar. Chichí nos muestra sus manos y nos dice que en ellas "está la magia." Y en verdad hay algo de alquimia en la forma en que acaricia ocumo y bacalao para formar una masa que en el aceite del caldero se transmutará en Akrá.

"Degustar la comida requiere de mucha concentración", sentencian nuestros compañeros de mesa: Karina, Gustavo y Moira. Y es verdad. Requiere atención percibir, o creer percibir, que en el Akrá de bacalao hay una armonía que evoca un carnaval en Carúpano.

"Las luces de Trinidad se ven desde la playa de Guiria," dice Doña Rosa. Inmigrantes de la India llegaron a tierra firme desde la isla. El curry de Madras que trajeron consigo es el centro tonal del plato principal de hoy: Tarkarí de pollo.

La tarde fluye sin esfuerzo. A medida que transcurre va cuajando el discurso que nos ocupa: la tradición culinaria como elemento de construcción, o reconstrucción, de nuestra identidad como nación hispanoamericana.

La mañana siguiente Doña Gloria Hinostroza, de Perú, comienza su clase hablándonos de la quinua, una fruta peruana asociada a la tradición mágico religiosa de los Incas. "Cocinar es una poesía," asevera Doña Gloria. "La cocina era sagrada para los Incas..." (Atahualpa significaba gallina.) Como todo objeto mágico verdadero, la quinua es útil para mucho. La sustancia jabonosa que contiene no es comestible y debe extraerse en agua, que después será utilizada para lavar.

Aprendemos a preparar salsa huancaína, calapurca, chicha morada. Doña Gloria habla con orgullo de los ventitrés mil kilómetros de caminos empedrados que comunicaban todos los rincones de la civilización Inca. Y que trágicamente fueron puerta franca para el conquistador. "Nos quitaron fuerza, podríamos ser imparables si fuésemos uno sólo," reflexiona.

La empanada también es cultura, sostuvo el Rector Freddy Castillo Castellanos en su discurso inaugural. Dos días después, estamos convencidos.

Sunday, October 22, 2006

La lección de Yunus

El premio Nobel de la Paz ha sido otorgado a Mohamed Yunus y al Banco Grameen, "por sus esfuerzos en crear desarrollo económico y social desde abajo." En palabras del presidente del comité Nobel noruego, "una paz duradera no puede lograrse sin que una parte importante de la población encuentre los medios para salir de la pobreza."

Mohamed Yunus nació en 1940 en la ciudad de Bathua, en Bangladesh. En 1957 comenzó sus estudios de economía en la universidad de Dhaka. En 1971 obtuvo un doctorado en economía de la Universidad Vanderbilt, en Tennessee, Estados Unidos. En 1976 conoció a Sufiya Khatun, una tejedora de banquetas de bambú. Sufiya necesitaba un préstamo de 4 dólares para comprar suministros. Yunus le prestó el dinero; y fue tal el éxito de Sufiya, que lo inspiró a crear el Banco Grameen (Banco rural), con una inversión inicial de 27 dólares. Para mayo de 2006 el banco tenía 6,67 millones de prestatarios, de los cuales el 97% eran mujeres.

El concepto de microfinanciamiento se ha internacionalizado. En Venezuela, instituciones como el Banco de la Mujer han comenzado a otorgar microcréditos.

La iniciativa de Yunus es política en el sentido sano de la palabra, según el cual es político todo lo que concierne la distribución de los bienes sociales. Y es un ejemplo de los frutos que puede dar el pensamiento crítico.

Es vital para nosotros asimilar este ejemplo. En nuestro país, el pensamiento dogmático ejerce una influencia desmesurada sobre la acción pública.

Yunus utilizó métodos de la economía clásica para enfrentar el problema de la desigualdad social, que a su vez es uno de los temas centrales del pensamiento marxista. ¿Hay una contradicción en esto? No, las teorías económicas clásica y marxista son frutos del pensamiento crítico. Ambas tienen sus espacios de aplicabilidad y sus limitaciones.

El análisis marxista revela con claridad los conflictos de interés que dan origen y tienden a perpetuar la injusticia social. Los métodos cuantitativos de la economía clásica permiten modelar problemas específicos: los sistemas de transporte, las políticas fiscales, los sistemas de crédito.

Muchas dificultades innecesarias aparecen cuando el análisis es sustituído por el pensamiento dogmático. Cuando esto ocurre, conceptos que han sido construídos para representar parcialmente la realidad son sacralizados, vaciados de significado y convertidos en banderas para mover las emociones.

Por un lado, el mercado se convierte en un fetiche y el pensamiento socialista en cosa del demonio. Por el otro, el valor de la experiencia individual se subordina al de una masa ideal, irreal; se demoniza la actividad económica privada.

El pensamiento dogmático sustituye la realidad por una quimera, pero tiene sus usos. Se le utiliza para el control social y para la preservación de los intereses de las élites que en un momento dado poseen el privilegio del poder.

Como sociedad tenemos una meta común: lograr el bienestar de todos, eliminar la exclusión. Para esto es necesario, entre otras cosas, incorporar a las mayorías al sistema productivo. La flexibilidad de escoger críticamente el curso a seguir es esencial para lograr este objetivo.

Friday, October 13, 2006

La opresión social como forma de violencia

Según el Diccionario de la Real Academia Española, oprimir es "someter a una persona, a una nación, a un pueblo, etc., vejándolos, humillándolos o tiranizándolos." A menudo para oprimir se utiliza la violencia. Son ejemplos de esto la guerra, las golpizas domésticas, el asalto criminal. La violencia es un instrumento de opresión.

No es evidente a primera vista que la opresión es también, en sí misma, violencia. Pero la neurociencia contemporánea nos da indicios de que la opresión social es una forma de violencia física, que nos deja cicatrices tan reales como los hematomas que producen los golpes.

Estas cicatrices no son visibles a simple vista. Se manifiestan como cambios neuroquímicos, sólo observables mediante técnicas avanzadas de laboratorio. No obstante, sus efectos son devastadores: comprometen el funcionamiento del cerebro y por lo tanto, de la mente.

Los efectos de la opresión se manifiestan en estudios experimentales en un modelo animal. Para simular lo que llaman "derrota social," los investigadores exponen un ratón normal a un ratón dominante, que actúa para generar sumisión. En el Instituto de Salud de los Estados Unidos se realizaron experimentos en los cuales un ratón era sometido a este tratamiento durante diez días. Cada día se utilizaba un ratón dominante distinto. Al final del experimento el ratón presentaba síntomas de depresión aguda. Y evitaba todo contacto con otros ratones, había perdido su capacidad de interacción social. Los investigadores demostraron, además, que el cerebro del ratón había sufrido daños severos.

En el cerebro existe una proteína, llamada BDNF, que está asociada con la memoria, la capacidad de aprendizaje y la sociabilidad. La producción de esta proteína, como la de muchas otras, es controlada por un gen. En el ratón "socialmente derrotado," la expresión de este gen es inhibida. Aunque los investigadores encontraron que el tratamiento con antidepresivos puede aliviar los síntomas sicológicos del ratón, el mismo es incapaz de revertir la inhibición del gen. La “cicatriz” es irreversible.

¿Qué implicaciones tienen estos experimentos para la sociedad humana?

La opresión disminuye la capacidad de sentir bienestar y de aprender. Al disminuir la capacidad de aprendizaje, inhibe el desarrollo de los poderes creativos, productivos. Y al generar un comportamiento antisocial, crea condiciones fértiles para el crecimiento del crimen.

En nuestro país la opresión se expresa en la discriminación social, en el abuso de poder, en la injusticia, en la impunidad del delito. Además de ser éticamente indefendible, vemos que la opresión es una forma de violencia que disminuye nuestra capacidad productiva.

Podría cuestionarse la validez de extraer conclusiones sociales de experimentos en ratones. Y es verdad, el extrapolar los resultados de modelos animales al comportamiento social de los seres humanos requiere de cuidado. Pero también es verdad que los modelos animales han sido ampliamente utilizados, con éxito, en la medicina, la sicología del individuo y la sicología social.

Combatir la opresión es combatir la violencia. Y es construir un país más feliz y productivo.