La precaria gestión pública de El Hatillo
Las imágenes de arriba muestran la deforestación de uno de los pocos bosques tropicales que quedan en el municipio El Hatillo, estado Miranda.
La excavadora en la segunda foto altera la topografía de la escabrosa ladera que asciende desde la quebrada Machado hacia el sector de El Manguito de la carretera a La Unión. En el lugar se construye un presunto desarrollo habitacional.
A pesar de la magnitud de la construcción –y a pesar de que la misma se encuentra a escasos 1200 metros de la
alacaldía del municipio– no es aparente en el sitio supervisión alguna del gobierno municipal.
No se observa la valla pública que debería identificar el uso de la obra, el nombre de la empresa constructora y los nombres y números de
CIV de los profesionales responsables.
No es visible en un lugar público el cartón que debería exhibir la aprobación de las variables urbanas definitivas, la constancia de capacidad vial, la constancia de
Hidrocapital de capacidad de servicios de agua y la autorización del
Ministerio del Ambiente para realizar la deforestación.
Pero no sólo no se muestra al público la información que requiere la norma: la obra misma está oculta detrás de una cerca cubierta por un plástico negro.
¿Qué razones tienen los constructores para ocultar tanto los trabajos como la información pública requerida por la norma? No lo sabemos.
Lo cierto es que los ciudadanos que hacemos vida en el municipio El Hatillo tenemos razones de sobra para preocuparnos. Son muchos y muy graves los daños que ya nos ha causado el caos urbanístico. La lista que sigue es una muestra.
- Las carreteras, además de estar llenas de huecos, son demasiado angostas para el tráfico que ya existe.
- El transporte público es inadecuado e impide trasladarse con facilidad sin automóvil propio.
- El servicio de electricidad es errático.
- El agua nos llega por tuberías que revientan a cada rato por el exceso de presión que conlleva una demanda muy superior a la planificada. El servicio es tan precario que hay gente, edificios enteros, que tienen que comprar el agua en camiones.
- La destrucción ambiental es casi total: algunas edificaciones descargan sus aguas residuales en las carreteras, las quebradas se han convertido en cloacas abiertas, la flora y la fauna han sido diezmadas, la basura se acumula en las calles.
El Hatillo Hoy
Una obra de la dimensión de la que se realiza en El Manguito podría agravar el deterioro de nuestra calidad de vida.
La carretera de El Hatillo a La Unión es una vía muy estrecha, ¿por dónde pasarán los habitantes del presunto desarrollo? ¿Descargarán las aguas residuales en la quebrada Machado? ¿Causará un daño ambiental irreversible la masiva deforestación? ¿Soportarán las tuberías de aguas blancas la carga adicional? ¿Empeorará aún más nuestro precario servicio de energía eléctrica? ¿Cómo se recogerá la basura? Estas son todas preguntas relevantes, que pudieran ser respondidas en parte sobre la base de la información que en este momento está oculta.
¿Por qué la
Alcaldía de El Hatillo consiente este ocultamiento?
Debería estar en la esencia de la
alcaldía del municipio, como parte del Estado que es, defender los intereses de los ciudadanos. Defender estos intereses pasa por garantizar el acceso a la información que requiere la norma. Que la
Alcaldía de El Hatillo incumpla este deber es un hecho grave, que pone en entredicho la vigencia del Estado en el municipio.
Y que pone también en tela de juicio la vigencia del Estado en la Nación: no olvidemos que del desarrollo urbano son corresponsables el
Ministerio del Ambiente,
Hidrocapital y
Corpoelec. Si hemos llegado a la anomia actual es porque los ciudadanos de El Hatillo no hemos sido amparados por estos entes del Estado, encargados de la protección del ambiente y la distribución racional del agua y la energía eléctrica.
El incumplimiento abierto de las normas de urbanismo perjudica a los habitantes de el municipio El Hatillo. Y peor aún, evidencia que en Venezuela el Estado ronda la condición de Estado fallido.
Y la condición de Estado fallido es muy peligrosa en las circunstancias geopolíticas del momento.