Sunday, August 21, 2011

Parque del Este

Fotos de Caracas.
Lago Artificial Parque del Este, Caracas, Venezuela
Lago Artificial


El Parque del Este, diseñado por el paisajista brasileño Roberto Burle Marx, abrió sus puertas a la gente de Caracas el 24 de julio de 1961, durante el gobierno de Rómulo Betancourt.

Chaguaramos, bucares, jasmines, cunaguaros, perezas y arrendajos, distribuídos en 82 hectáreas, dieron la bienvenida al millón y pico de caraqueños de entonces.

Medio siglo después el mismo espacio, las mismas instalaciones, deben servir a seis millones de habitantes. Ante esta carga, injustificable, el Parque del Este se doblega. Pero sigue cumpliendo su función.


Bailoterapia I Parque del Este, Caracas, Venezuela
Bailoterapia en la Concha Acústica I


Bailoterapia II Parque del Este, Caracas, Venezuela
Bailoterapia en la Concha Acústica II

Friday, August 12, 2011

Desde el Rancho

En su comentario a ¿Hay Gobierno en El Hatillo?, el lector Darío Canelón señalaba que hace unos 40 años atrás 1 de cada 3 de los habitantes de Caracas vivía en un rancho. Hoy todos los habitantes de Caracas vivimos en un rancho, en cierta forma.

Construir un techo para sí mismo y para su gente es una pulsión que anima a todo ser humano. Esta pulsión, como todas, puede llevar a actos de creación sana o a actos de destrucción irracional. Todo depende de en que medida este impulso natural de construir sea encauzado o no por la razón, el conocimiento y el respeto a las necesidades del otro.

Desde los albores de la civilización los derechos del colectivo han sido codificados en la ley. Hace 3700 años, ya la Ley 233 del Código de Hamurabí estipulaba que «si un constructor hizo una casa para otro y no hizo bien las bases, y como consecuencia el nuevo muro se cayó, este constructor reparará el muro a su costa».

En la Venezuela contemporánea existen leyes que rigen la materia de construcción y urbanismo. Pero ni los constructores las cumplen ni el Estado las hace cumplir.

Esto es lamentable, porque cuando el impulso creativo de construir es canalizado por el cálculo racional, la educación y la norma, el resultado es un hábitat urbano que enriquece la vida de los ciudadanos: como los hábitat de la Caracas de los años 50, el París de Haussman o la muy hermosa y vivible ciudad de Buenos Aires.

Cuando por el contrario el impulso de construir es pervertido por la codicia y el poder político venal, el resultado es el infierno que hoy vivimos en Caracas.

Cuando un alto funcionario señala que «en Caracas cabe otra Caracas» lo que realmente nos dice es que aunque la ciudad y sus servicios hayan colapsado, seguir construyendo en ella sigue siendo una manera eficaz de apropiarse de un pedazo de la renta petrolera. Cuando se premia a quienes violentando la norma y el sentido común construyen en zonas no aptas, no se está siendo humanitario: se está estimulando el caos. Cuando se construye un Centro Comercial en la orilla de una quebrada se está destruyendo el ambiente y la vida de todos los venezolanos y sus descendientes.

En nuestra opinión, todos los caraqueños vivimos en ranchos, humildes o costosos, pero ranchos al fin. Todos sufrimos la anomia que hace letra muerte de la ley, todos somos víctímas inermes del hampa, todos carecemos de espacios para el esparcimiento.

Los caraqueños vivimos la opresión de los apetitos desenfrenados de la codicia y el poder político venal.

¿Qué opina usted amigo lector, amiga lectora?


Monday, August 08, 2011

¿Hay Gobierno en El Hatillo?

La precaria gestión pública de El Hatillo




Las imágenes de arriba muestran la deforestación de uno de los pocos bosques tropicales que quedan en el municipio El Hatillo, estado Miranda.

La excavadora en la segunda foto altera la topografía de la escabrosa ladera que asciende desde la quebrada Machado hacia el sector de El Manguito de la carretera a La Unión. En el lugar se construye un presunto desarrollo habitacional.

A pesar de la magnitud de la construcción –y a pesar de que la misma se encuentra a escasos 1200 metros de la alacaldía del municipio– no es aparente en el sitio supervisión alguna del gobierno municipal.

No se observa la valla pública que debería identificar el uso de la obra, el nombre de la empresa constructora y los nombres y números de CIV de los profesionales responsables.

No es visible en un lugar público el cartón que debería exhibir la aprobación de las variables urbanas definitivas, la constancia de capacidad vial, la constancia de Hidrocapital de capacidad de servicios de agua y la autorización del Ministerio del Ambiente para realizar la deforestación.

Pero no sólo no se muestra al público la información que requiere la norma: la obra misma está oculta detrás de una cerca cubierta por un plástico negro.

¿Qué razones tienen los constructores para ocultar tanto los trabajos como la información pública requerida por la norma? No lo sabemos.

Lo cierto es que los ciudadanos que hacemos vida en el municipio El Hatillo tenemos razones de sobra para preocuparnos. Son muchos y muy graves los daños que ya nos ha causado el caos urbanístico. La lista que sigue es una muestra.

  • Las carreteras, además de estar llenas de huecos, son demasiado angostas para el tráfico que ya existe.

  • El transporte público es inadecuado e impide trasladarse con facilidad sin automóvil propio.

  • El servicio de electricidad es errático.

  • El agua nos llega por tuberías que revientan a cada rato por el exceso de presión que conlleva una demanda muy superior a la planificada. El servicio es tan precario que hay gente, edificios enteros, que tienen que comprar el agua en camiones.

  • La destrucción ambiental es casi total: algunas edificaciones descargan sus aguas residuales en las carreteras, las quebradas se han convertido en cloacas abiertas, la flora y la fauna han sido diezmadas, la basura se acumula en las calles.

El Hatillo Hoy


Una obra de la dimensión de la que se realiza en El Manguito podría agravar el deterioro de nuestra calidad de vida.

La carretera de El Hatillo a La Unión es una vía muy estrecha, ¿por dónde pasarán los habitantes del presunto desarrollo? ¿Descargarán las aguas residuales en la quebrada Machado? ¿Causará un daño ambiental irreversible la masiva deforestación? ¿Soportarán las tuberías de aguas blancas la carga adicional? ¿Empeorará aún más nuestro precario servicio de energía eléctrica? ¿Cómo se recogerá la basura? Estas son todas preguntas relevantes, que pudieran ser respondidas en parte sobre la base de la información que en este momento está oculta.

¿Por qué la Alcaldía de El Hatillo consiente este ocultamiento?

Debería estar en la esencia de la alcaldía del municipio, como parte del Estado que es, defender los intereses de los ciudadanos. Defender estos intereses pasa por garantizar el acceso a la información que requiere la norma. Que la Alcaldía de El Hatillo incumpla este deber es un hecho grave, que pone en entredicho la vigencia del Estado en el municipio.

Y que pone también en tela de juicio la vigencia del Estado en la Nación: no olvidemos que del desarrollo urbano son corresponsables el Ministerio del Ambiente, Hidrocapital y Corpoelec. Si hemos llegado a la anomia actual es porque los ciudadanos de El Hatillo no hemos sido amparados por estos entes del Estado, encargados de la protección del ambiente y la distribución racional del agua y la energía eléctrica.

El incumplimiento abierto de las normas de urbanismo perjudica a los habitantes de el municipio El Hatillo. Y peor aún, evidencia que en Venezuela el Estado ronda la condición de Estado fallido.

Y la condición de Estado fallido es muy peligrosa en las circunstancias geopolíticas del momento.