El 24 de octubre de 1964, Zambia se independizó de la Gran Bretaña. Para ese entonces Zambia, un país sin costas al Sur del Africa, era el tercer productor de cobre en el mundo, después de los EEEU y la Unión Soviética. En 1974 el precio del cobre collapsó y arrastró consigo a la economía de Zambia. Con un producto interno bruto de unos 900 dólares per capita por año, Zambia es hoy uno de los países más pobres del mundo. Una de cada cinco personas están infectadas con VIH y la esperanza de vida es de 38 años. 40% de las mujeres son analfabetas.
En 1979 Zambia compró maquinaria agrícola rumana. Para financiar la compra, el gobierno de Rumania le prestó 15 millones de dólares. Veinte años después, en 1999, la situación económica de Zambia le hacía imposible pagar la deuda, que para ese entonces había crecido a 30 millones de dólares. Ante esta situación, el gobierno de Rumania ofreció liquidar la deuda contra el pago de 3 millones de dólares. En este momento, Donegal International, una compañía financiera privada, intervino y le compró la deuda a Rumania por 3.3 millones de dólares.
La situación de Zambia es tan precaria, que en diciembre del 2002 el Fondo Monetario Internacional le aprobó un paquete de reducción de su deuda, bajo la Iniciativa para Países muy Pobres con Deuda Alta (Heavily Indebted Poor Countries Initiative). Este paquete le permitiría a Zambia ahorrar unos 30 millones de dólares anuales en servicio de su deuda, que para el momento era de 3.8 millardos de dólares. Nótese que la deuda comprada por Donegal no llega al 1% de la deuda total de Zambia.
Sin embargo, Donegal demandó a Zambia en un tribunal británico. Pidió al tribunal que se le pagaran 55 millones de dólares por concepto de capital, intereses y gastos.¡Por una deuda que había comprado por 3.3 millones! En febrero pasado el tribunal falló a favor de Donegal. Y le otorgó una cantidad que se estima en unos 20 millones. Aunque esto es menor que el monto solicitado, es casi la totalidad de lo que Zambia ahorra cada año por el paquete de reducción de deuda que le otorgó el FMI. Y significa que cientos de miles de niños se quedarán sin escuela.
Donegal es uno de varios Fondos Buitre (Fondos Zamuro, Fondos Zopilote) así llamados porque se aprovechan de la debilidad de países muy pobres con dificultades financieras. El primero de estos Fondos Buitre fue creado por el multimillionario estadounidense Peter Singer, quien en 1995 compró deuda peruana por 11 millones de dólares y exigió que el gobierno peruano le pagara 58 millones de dólares, so pena de llevar a Perú a la bancarrota. El gobierno peruano pagó.
Recientemente Singer adquirió deuda del Congo por 10 millones de dólares. Y ha introducido una demanda en los EEUU para que que se le paguen ¡400 millones de dólares! Ahora bien, resulta que la Constitución de los EEUU le otorga al Presidente el poder de invalidar acciones legales contra otros países (a esto se le llama el principìo de "international comity," algo así como principio de armonía entre las naciones.) Basta con que George W. Bush envíe una nota al juez de la causa para que cese la acción de Singer. De hecho, el Congo ha solicitado a Bush que haga esto. El problema es que Peter Singer es uno de los principales financistas del Partido Republicano. Así que es muy posible que se salga con la suya. (El ingreso per capita del Congo es de 980 dólares al año. El salario de un maestro es de 20 dólares al mes.)
Los Fondos Buitre demuestran demuestran la facilidad con la que los depredadores sociales se aprovechan de los mas pobres. Nos recuerdan a los prestamistas que, en nuestros propios barrios, cobran a sus víctimas intereses de 15% mensual (435% anual). Aunque los Fondos Buitres representan un extremo brutal, todos somos susceptibles al poder de los entes financieros internacionales. La creación de un sistema financiero latinoamericano nos protegerá de los buitres. Y nos facilitará usar nuestros recursos para enriquecer la vida de nuestras gentes.
1 comment:
Bueno hermano, por ahora sólo puedo decir que gracias a la Revolución, ya no le debemos ni un céntimo al Banco Mundial ni al FMI... Venceremos
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