Vislumbre de nuestra realidad
Hoy tuve la oportunidad de conversar con dos señoras que hacían cola
para comprar papel higiénico y pasta de dientes. Una tenía un bebé en
sus brazos, otra tenía dos. Pregunté.
—¿Cuánto tiempo tienen que esperar aquí?
—Hasta que salga la mercancía —contestó la más joven.
—¿Pero cuánto tiempo es eso? —insistí.
—Puede ser hasta las tres, hasta las siete de la noche –contestó la otra. Eran las nueve de la mañana.
—¿Y los niños tienen que aguantarse esto?
—¿Y que otra cosa podemos hacer?
La brutal realidad que vivimos los venezolanos nos ha reducido a masa inerme, a simple agregado de personas ocupadas en sobrevivir.
El gobierno arroja migajas para apaciguar y entretener. Mientras tanto continúa, incólume, su saqueo despiadado de los recursos de Venezuela.
—¿Cuánto tiempo tienen que esperar aquí?
—Hasta que salga la mercancía —contestó la más joven.
—¿Pero cuánto tiempo es eso? —insistí.
—Puede ser hasta las tres, hasta las siete de la noche –contestó la otra. Eran las nueve de la mañana.
—¿Y los niños tienen que aguantarse esto?
—¿Y que otra cosa podemos hacer?
La brutal realidad que vivimos los venezolanos nos ha reducido a masa inerme, a simple agregado de personas ocupadas en sobrevivir.
El gobierno arroja migajas para apaciguar y entretener. Mientras tanto continúa, incólume, su saqueo despiadado de los recursos de Venezuela.
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