Revelación
Aquella noche de invierno
ácido y rojo metal
en el Centro de la Música
lo sentí
sentí a Dios
la certeza de ser parte
residuo indisoluble
de todo. Y te lo dije.
Pero vi
el terror
de no ser, y negué a Dios.
–Acéptalo –me dijiste.
No pude y fluyó la vida
fuera de mí
dentro de mí.
Llamas rojas reventaron
en la grama que ondulaba
debajo de escarcha azul.
Helados
los dedos
del viento entonces rasgaron
la piel de nuestros semblantes.
Se burlaron de nosotros
los árboles
desnudados.
Caminamos hacia luces
amarillas en los dorms
enmarañando en historias
y sueños
la vida.
Ya viejos en una tarde
recordaste aquella noche,
hilo de acero y titanio
hilvanando
nuestras vidas.
Ya no estás aquí
regresaste a todo.
ácido y rojo metal
en el Centro de la Música
lo sentí
sentí a Dios
la certeza de ser parte
residuo indisoluble
de todo. Y te lo dije.
Pero vi
el terror
de no ser, y negué a Dios.
–Acéptalo –me dijiste.
No pude y fluyó la vida
fuera de mí
dentro de mí.
Llamas rojas reventaron
en la grama que ondulaba
debajo de escarcha azul.
Helados
los dedos
del viento entonces rasgaron
la piel de nuestros semblantes.
Se burlaron de nosotros
los árboles
desnudados.
Caminamos hacia luces
amarillas en los dorms
enmarañando en historias
y sueños
la vida.
Ya viejos en una tarde
recordaste aquella noche,
hilo de acero y titanio
hilvanando
nuestras vidas.
Ya no estás aquí
regresaste a todo.
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